Cuando trabajo con un deportista, independientemente del deporte o del nivel en el que estemos, llegamos antes o después a las emociones. Las emociones nos acompañan a lo largo de todo el día, lo hacen en los mejores momentos de nuestra vida, y en los peores. Cuando tenemos un buen entrenamiento, "sentimos" literalmente ese buen entrenamiento, y cuando tenemos uno malo, también. 

Cómo nos relacionamos con nuestras emociones afecta directamente a nuestro rendimiento, y lo que es más importante, afecta a la percepción que tenemos de nosotros mismos y de nuestro deporte. Puede convertir nuestra pasión en un infierno, o puede hacernos llegar mucho más lejos de lo que jamás soñamos. 

Hablamos de ilusión, de alegría, de superación, de sorpresa, pasión, amor, orgullo, confianza; pero también de miedo, vergüenza, culpa, decepción, soledad, frustración...emociones que nos acompañan en este camino deportivo y que es importante que conozcas cómo te afectan y qué puedes hacer para dar respuesta a lo que te comunican estas emociones (porque siempre nos comunican algo). 

¿Qué Son las Emociones?

Empecemos por algo fundamental y que probablemente hayas oído (sobre todo si trabajas conmigo) no hay emociones buenas y malas. Las emociones tienen una función, son respuestas automáticas que experimentamos ante determinadas situaciones o eventos. Lo que realmente nos afecta y nos genera frustración y bloqueo, es la interpretación que hacemos de las emociones. 

Si empiezo a sentir miedo antes de entrenar puedo interpretar "que este partido me va a salir fatal", "estoy nervioso y no estoy preparado" o "que esto me importa, estoy activo y preparado para dar mi mejor versión y el miedo es parte del camino". La interpretación de la emoción, la historia que nos contamos, determina nuestro comportamiento, y por tanto nuestro rendimiento. 

Emociones y Rendimiento Deportivo

Por tanto, las emociones pueden ser tus aliadas o tus adversarias en el campo, y esto dependerá de cómo las gestionemos. Cuando experimentamos emociones positivas como la motivación y la confianza, nuestro rendimiento tiende a mejorar. La motivación nos impulsa a alcanzar nuestros objetivos, comprometernos y ser constantes, lo que mejora nuestro rendimiento. La confianza en nuestras habilidades nos da seguridad en la toma de decisiones en el campo y nos ayuda a potenciar nuestro talento, lo que repercute directamente en nuestros resultados. 

En contraste, las emociones negativas como la ansiedad, la ira o el miedo pueden sabotear nuestro potencial y llevarnos a un rendimiento inferior al nuestro. La ansiedad, por ejemplo, puede afectar la concentración, el foco y la toma de decisiones, mientras que la ira podría desencadenar respuestas impulsivas y llevarte a la pérdida de control, lo que a veces puede tener consecuencias negativas como que te expulsen del campo o que te suspendan.

La clave para el éxito en la gestión emocional es el equilibrio. Las emociones son naturales y necesarias, pero es fundamental aprender a reconocerlas, comprender cómo nos afectan y, sobre todo, cómo podemos regularlas de manera efectiva.

Gestiona tus emociones

Podemos gestionar las emociones de muchas maneras y desde muchas perspectivas.  Estas perspectivas pueden ser tan variadas como la rama cognitiva, humanista, psicoanalítica o conductual, entre otras. No existe un enfoque que sea universalmente mejor que los demás; la clave está en adaptar las herramientas al deportista que se encuentra delante de nosotros.

En mi práctica clínica-deportiva, tengo la costumbre de combinar y personalizar enfoques según la personalidad y las necesidades de cada deportista. Observo cuidadosamente quién eres y lo que necesitas, y juntos probamos distintas estrategias. Sin embargo, en este contexto, en el que no tengo el placer de conocerte en persona, voy a ofrecerte una herramienta que he visto que suele funcionar bien con un amplio espectro de personas. Si quieres que trabajemos de forma individualizada, y te apetece poner en marcha estrategias específicas para mejorar tu rendimiento, puedes contactarme aquí, estaré encantada de ayudarte. 

Mindfulness: Una Herramienta Poderosa para la Gestión Emocional

El mindfulness, una técnica que implica prestar atención plena y consciente al momento presente, se ha convertido en una herramienta valiosa para la gestión emocional en el deporte y potencia paralelamente otras facultades fundamentales para un deportista, como la concentración, la atención, o la respiración. Te cuento algunas formas en las que puedes utilizar el mindfulness para mejorar tu rendimiento.

1. Reconociendo las Emociones

La primera etapa de la gestión emocional es conocer y reconocer tus emociones. El mindfulness te ayuda a tomar conciencia de lo que sientes en el momento presente.  Esto te permitirá comprender mejor cómo te afectan y cómo influyen en tu rendimiento. A continuación, te dejo un ejercicio que te ayudará a desarrollar tu conciencia emocional.

Ejercicio de Atención Plena para Reconocer Emociones:

Un pequeño consejo: graba las instrucciones en audio para que las tengas cuando lo necesites sin tener que estar leyendo mientras haces el ejercicio.

1- Encuentra un lugar tranquilo y cómodo para sentarte o acostarte. Cierra los ojos si te sientes cómodo haciéndolo, o mantenlos entreabiertos con la mirada baja.

2- Comienza por enfocarte en tu respiración. Observa cómo el aire entra y sale de tu cuerpo. No intentes cambiar tu respiración, solo obsérvala.

3- Lleva tu atención a las sensaciones físicas de tu cuerpo. Escanea desde la cabeza hasta los pies, prestando atención a cualquier tensión, comodidad o incomodidad que puedas sentir. Esto te ayudará a conectarte con tu cuerpo y a estar presente en el momento. 

4- Una vez que te sientas conectado con tu cuerpo, comienza a explorar tus emociones. Observa lo que estás sintiendo en este momento. Puede ser una emoción sutil o intensa. Sin juzgarla ni tratar de cambiarla, permítete sentirla plenamente.

5- Ahora, intenta darle un nombre a la emoción. ¿Es alegría, tristeza, enojo, miedo, calma u otra emoción? Nombra la emoción de manera simple.

6- Continúa observando la emoción durante unos minutos. Presta atención a cómo se manifiesta en tu cuerpo. ¿Hay algún lugar en particular donde sientas la emoción?

7- Finaliza el ejercicio volviendo a enfocarte en tu respiración. Respira profundamente durante unos minutos y luego abre suavemente los ojos si los habías cerrado.

8- Anota tu emoción, dónde la has sentido y cómo ha evolucionado antes y después de este ejercicio. Con el tiempo irás conociendo mejor tus patrones y relacionando emociones a momentos concretos en lo que podrás trabajar. ¡No es tarea sencilla! Requiere práctica y constancia.

2. Regulando las Emociones

Una vez que eres consciente de tus emociones, el mindfulness te proporciona herramientas para regularlas. Puedes aprender a respirar profundamente y a mantener la calma en situaciones de alta presión. La práctica constante del mindfulness te ayudará a reducir la ansiedad y a mejorar tu gestión emocional, lo que es esencial en el ámbito deportivo.

El ejercicio de respiración consciente que te he presentado anteriormente es una excelente herramienta para regular tus emociones, especialmente en momentos de tensión. La práctica constante de esta técnica te permitirá mantener un mayor control emocional y potenciar tu rendimiento en el deporte.

En resumen, la gestión emocional es un componente fundamental en el mundo del deporte. Aprender a reconocer y regular tus emociones te brinda una ventaja significativa en la búsqueda del éxito. El mindfulness se presenta como una herramienta poderosa para ayudarte en este camino. La conciencia emocional y la capacidad de regular tus emociones son habilidades que se pueden mejorar con la práctica constante, y que tienen un impacto directo en tu rendimiento deportivo y en tu percepción de ti mismo como atleta.

Si deseas explorar estrategias de gestión emocional más específicas y adaptadas a tu caso individual, no dudes en ponerte en contacto conmigo. Estoy aquí para ayudarte a alcanzar tus metas deportivas y a disfrutar plenamente de tu pasión por el deporte.